La ermita de San Baudelio de Berlanga se encuentra entre las despobladas aldeas de Casillas de Berlanga y Caltojar, en el suroeste de la provincia de Soria (Castilla-León). Entre ambas aldeas, hay un desvío señalizado a la derecha por el que a menos de un kilómetro se llega a esta insólita ermita mozárabe de finales del siglo XI.
El edifcio se levantó sobre un eremitorio del que sólo queda una incómoda cueva, casi una madriguera, en la que un día vivió el santo. Hoy se accede a ella desde el interior de la propia ermita.
El edificio es de planta cuadrada y consta de una nave principal y un ábside elevado, separados por un arco de herradura califal. La bóveda que cubre el cuerpo principal está formada por ocho arcos de herradura que parten de una columna central a manera de palmera en la que las palmas fueran los nervios de la bóveda. Sobre la cepa de la columna central se abre una cámara minúscula y difícilmente accesible cubierta por una cupulilla de seis nervios cruzados.
El interior de la ermita estaba completamente cubierto de notables y algo naifs pintura románicas, pero los vecinos del Casillas de Berlanga, propietarios del edificio, malvendieron las pinturas al anticuario Leone Levi en 1922 y tres años después se arrancaron de sus muros. Hoy en día, varias de estas pinturas se pueden contemplar en el Museo del Prado y en varios museos estadounidenses. El poeta Gerardo Diego escribio varios poemas sobre la ermita así como la historia de su expolio.
Fuera de la ermita existe una necrópolis rupestre con más de una veintena de tumbas antropomorfas del siglo X y una pequeño manantial que seguramente calmó la sed de la pequeña comunidad monástica establecida en torno a la tumba de San Baudelio.
Cuando visita este lugar se traslada a la España mozárabe del siglo XI en medio del páramo soriano. Esta ermita sorprende, cautiva y maravilla. Apenas hay que pagar 60 céntimos para acceder a su bello interior.
Foto vía Ars Secreta