La villa de Torroella, bajo la protección de su espléndido castillo medieval, está enclavada entre el llano fluvial formado por la desembocadura del río Ter y el macizo calcáreo de Montgrí. Se trata de una maravillosa localidad de la bella Girona.
El trazado urbanístico de Torroella de Montgrí es uno de sus principales atractivos. Aunque la muralla medieval haya desaparecido, su perímetro delimita aún el trazado que tuvieron las calles de la antigua fortaleza. Además, durante los meses de julio y agosto se celebra un festival internacional de música que reúne cada año, en el templo gótico de Sant Genís, solistas y orquestas de reconocido prestigio.
Se puede iniciar la visita por la zona de urbanismo más antiguo entrando por el portal de Santa Caterina (siglo XIV), la única puerta que se mantiene en pie de las seis que tuvo la muralla medieval. En el extremo oeste de esta línea se encuentra otro vestigio de la cerca, la torre de les Bruixes, en forma de un cilindro de 12 metros de altura. Entre una y otra torre se conserva algún tramo de muralla.
Una vez intramuros el visitante descubre la iglesia de Sant Genís, gótica, obra de los siglos XIV y XV, aunque su fachada barroca es barroca y su inacabado campanario son del siglo XVIII. Ante el templo se abre la plaça de l’Abat Oliba.
A mano derecha del passeig de l’Esglesia, se halla el antiguo Palacio Real, conocido como el Mirador. Aquí se alzo el primitivo castillo feudal. A lo largo de esta calle, contemplaremos varias casas de nobles y palacios de los silgos XVI al XVIII como la casa Sagué y el palau Solterra.
La calle desemboca en la espléndida plaça de la Villa, pequeña plaza porticada que mantiene un especial atractivo. A oriente se encuentra la capilla de Sant Antoni, de origen románico, pero reformada en el siglo XVIII. Además, en la plaza mayor de de Torroella, se bailó por primera vez la sardana moderana en 1844.
En los alrededores, hay que visitar el castillo de Montgrí y el precioso pueblo de Bellcaire d’Emporada.
Foto vía Eviajando