León es historia, son las noches de luna llena frente a la enorme mole iluminada de su catedral. León son paisajes de leyendas, recuerdos de un pasado glorioso enmarcados en el horizonte de sus castillos y monasterios. Una ciudad de enorme legado monumental y de monumentos que han ido surcando la autopista de los siglos.
El centro histórico de León abre su abanico a los turistas a partir de la Plaza de Santo Domingo. Desde aquí podemos optar a los cuatro puntos cardinales para hacer nuestra visita. Nosotros nos dirigimos en primer lugar a la Plaza de San Marcelo, con la iglesia del mismo nombre y el Ayuntamiento, instalado en el Palacio de la Poridad, del siglo XVII.
Cerca de esta plaza se halla la Casa de Botines, y frente a ella el Palacio de los Guzmanes, del siglo XVI, hoy convertido en la sede de la Diputación Provincial. Al otro lado de la calle el Museo de León, para que veáis que incluso los edificios gubernamentales en León tienen su pasado y su interés.
Desde el Palacio de los Guzmanes vamos tomando la larga calle Ancha, buscando el primer contacto con la Catedral de León. Antes de llegar al templo catedralicio, pasaremos por la Plaza del Grano o Plaza del Mercado, el Barrio de San Martín, con su Plaza Mayor porticada, y el Museo de Sierra Pambley.
Al final de la calle Ancha encontramos ya por fin la catedral leonesa, la Pulchra Leonina, una de las iglesias góticas más espectaculares que pueden verse en el mundo. En ella todo resplandece, desde sus vidrieras, posiblemente las mejores de España, hasta la fachada, el coro, las pinturas del interior e incluso el Museo Catedralicio Diocesano.
Bien merece la Catedral de León una visita detallada, pero nosotros seguimos nuestro camino, siguiendo la hilera de las murallas, que nos sirven de guía turístico para llegar a otro de los monumentos más significativos de la ciudad, la Basílica de San Isidoro, una de las construcciones románicas más esplendorosas que puedan visitarse.
Construida en el siglo XI, no hay que perderse el interior, con la Capilla Mayor y su retablo, que guarda en una urna las reliquias de San Isidoro, el museo, la cripta que alberga el Panteón Real, con los restos de 23 reyes y reinas, y los frescos románicos que decoran esta estancia, fechados en el siglo XII, una maravilla única en el mundo.
Atrás, volviendo a través del reguero de las murallas, nos hemos dejado la Iglesia de Santa Marina la Real, del siglo XVI, el Museo Diocesano de Arte Sacro y la Iglesia de San Martín.
El centro histórico de León es uno de esos rincones inolvidables, con su estela de monumentos y su singularidad de estilos. Perderse en el entramado de historias y leyendas que lo persiguen es la mejor forma de amar y conocer esta ciudad.
Foto Vía Iberocycle
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