Montefrío está enclavado en la comarca del poniente granadino. Casi hasta no darse de bruces con él, no se ve este pueblo adosado a la ladera del monte, que de improviso se escarpa como una ola pétrea con su cresta coronada por el castillo y la iglesia.
En Montefrío a la visita arqueológica de Las Peñas de los Gitanos hay que añadir un conjunto monumental excepcional, el arrabal con sus casas encaladas y un marco natural para numerosas excursiones.
Una vez llegados a la plaza por irregulares y estrechas calles de casas encaladas, surge a la vista la neoclásica iglesia de la Encarnación, con su impresionante cúpula redonda de meda naranja escalonada.
A su lado está la plaza de España, presidida por la fachada de tres cuerpos del Ayuntamiento, una casa solariega del siglo XVIII, y la Casa de Oficios, antigua sede de los gremios artesanales de la época que siguió a la reconquista y actual sede del turismo.
Por la calle San Sebastián entramos en el Barrio o Arrabal, un arremolinamiento de calles y casas encaladas adosadas a la ladera del monte con claras reminiscencias árabes. En lo más alto, una pequeña puerta permite el acceso a lo que fue la fortaleza árabe, un inexpugnable castillo con tres recintos. Hoy en día, se conservan restos de las murallas así como la entrada flanqueada por dos torres.
Una vez derrotados los árabes se levantó en este mismo sitio la iglesia de la Villa, una airosa iglesia-fortaleza gótico renacentista. Destaca su sobria fachada principal, la capilla mayor y la sacristía. Además, en Montefrío debemos visitar la placeta del Pósito y la iglesia San Antonio.
Por último, a cinco kilómetros de Montefrío, se halla la Peña de los Gitanos donde veremos varios restos arqueológicos: un poblado tardorromano, una necrópolis visigoda, un molino de aceite, una iglesia, un fuerte y un castillo medieval. Finalmente, hay que fijarse en el fuerte romano y el poblado de Los Castillejos.
Foto vía Domus Selecta