Apenas a unos sesenta kilómetros al este de Sevilla se halla una de esas poblaciones que ha sabido, y sabe, transmitirnos como nadie su pasado y su patrimonio histórico. Aquella vieja Marssen-ah musulmana pasó a manos cristianas en el siglo XIII gracias a Fernando III el Santo, y ya desde entonces comenzaron a construirse iglesias en el pueblo, y casi no paran…
Porque Marchena cuenta con unas siete iglesias de gran interés. San Juan Bautista, San Miguel, San Agustín, San Sebastián, Santa María de la Mota, Santo Domingo y Santa Clara, que comparten protagonismo con los conventos de Santa Isabel, San Andrés y la Inmaculada Concepción. Como véis, un reguero de monumentos, iglesias y conventos por doquier que merecen la pena ser visitados.
Marchena era una vieja ciudad amurallada, como hoy dan fe los restos de sus muros. Cuentan que en su momento llegó a tener 32 torreones y algo más de 2.400 metros de longitud. Hoy podemos apreciar en ella tres puertas, la de Morón, la de Sevilla y la del Tiro de Santa María. Os recomiendo ir a la Puerta de Morón, no solo por su interés, sino porque es allí donde se encuentra en la actualidad la Oficina de Turismo de Marchena, donde os darán unos folletos para hacer la ruta de la muralla.
Resulta un placer pasear por las callejuelas de Marchena, recordando y contemplando su monumental pasado histórico. Desde el Torreón y el Castillo de la Mota hasta la sencilla Fuente del Niño, pasando por el Arco de la Alcazaba y la Puerta de Sevilla, a la que también se le conoce como Arco de la Rosa, construida en el siglo XII. De noche, bajo la luz de la luna y con la tenue iluminación, Marchena es un verdadero encanto.
Hay que acercarse también a la Plaza Ducal, la que fuera la antigua plaza de armas del castillo, o al Museo Zurbarán que se halla en la sacristía de la Iglesia de San Juan Bautista. Iglesias, conventos, viejas murallas y un pasado de esplendor. Marchena ofrece un encanto medieval que difícilmente se puede igualar en estas tierras. Creo que merece la pena darse una vuelta por aquí y disfrutar de un enclave único.
Foto Vía El Correo Web