Para muchos es un pequeño pueblo en Cantabria, que tal vez ni tan siquiera sabrían situar correctamente en el mapa. Para otros, los que hemos tenido la oportunidad de ver dibujada su silueta de mar y montañas, es uno de los rincones más bonitos del norte de España. Muy poquito antes de llegar a Asturias, vive San Vicente de la Barquera.
Atravesando el viejo Puente de la Maza uno empieza a descubrir que aquí en San Vicente las cosas no ocurren por casualidad. No es casual que imaginemos esta zona como la España verde, porque lo es, o que pensemos que, tras cruzar este puente del siglo XV, no vayamos a toparnos con un gran legado monumental, porque no es cierto.
En San Vicente de la Barquera hay atractivos para todos los paladares. Naturaleza, historia, gastronomía y una profunda tradición popular. Por algo San Vicente ha sido desde siempre, especialmente con la llegada del Camino de Santiago, uno de los rincones más importantes del norte peninsular.
Como Conjunto Histórico Artístico que es, San Vicente luce sus galas de tejados rojos y casas empedradas. Desde el mar podemos ir ascendiendo poco a poco su laberinto de callejuelas sinuosas. El corazón de este casco histórico es la plaza y los soportales del viejo barrio pesquero, un rincón bohemio, tranquilo y especial, que vive al amparo de la brisa fresca y sus tabernas.
Si subimos por el esqueleto de casas de San Vicente llegaremos hasta una de sus joyas, la Iglesia de Santa María de los Ángeles, construida en el siglo XIII, aunque reformada en el XVI. Fijaros en la presencia de su torre imponente, del siglo XIX, oteando puentes y Cantábricos desde su altura. Es difícil encontrar un gótico mejor que este en toda Cantabria.
Os recomiendo pasear a la caída de la tarde por San Vicente, sobre todo cuando las pequeñas luces de los faroles van tomando por asalto las calles. Pequeños restos de las viejas murallas nos salen al paso en forma de arcos y puertas, como la del Preboste, una de las más singulares.
Podríamos concluir nuestra visita en el Castillo de San Vicente de la Barquera. O, porqué no, en la Ermita de la Virgen de la Barquera, situada camino del faro y construida en el siglo XIII. Tampoco falta por estos lares cantábricos la playa. La de San Vicente o la de Merón, ¿cuál preferís?.
Lo que sí puedo aseguraros es que San Vicente es uno de los pueblos costeros más bonitos del norte peninsular. Si llegáis a perderos por estos lares, rendirle pleitesía turística con una visita, por favor…
Foto Vía Posada el Salín