El Museo de Metro de Madrid, fundado con el fin de recuperar la historia del suburbano y mostrar la importancia del transporte como motor de la economía y el cambio social en la Comunidad de Madrid , ha cumplido ya seis años de vida. Se halla en la famosa estación «fantasma” de Chamberí.
La antigua estación de Chamberí pertenecía a la primera Línea de Metro, inaugurada en 1919, y la cual tenía ocho estaciones: Cuatro Caminos, Ríos Rosas, Martínez Campos, (glorieta de Iglesia), Chamberí, Glorieta de Bilbao, Hospicio (hoy Tribunal), Red de San Luis (hoy Gran Vía) y Puerta del Sol.
A comienzos de la década de 1960, la Compañía Metropolitana aumentó la longitud de los trenes y ante la imposibilidad de alargar la estación de Chamberí, decidió cerrarla. El cierre definitivo de la estación, diseñada por el arquitecto Antonio Palacios con inspiración parisina, tuvo lugar el 22 de mayo de 1966.
La estación de Chamberí, muy simple en cuanto a recorridos, organización y acabados, incorpora la luz natural merded a un lucernario en el vestíbulo y en su interior un recubrimiento cerámico con juegos ornamentales.
La bóveda de la estación está recubierta de azulejo blanco biselado y sus estribos están decorados por grandes recuadros de azulejos sevillanos que limitan el contorno de los carteles anunciadores , en encintado ocre y azul. Estos carteles publicitarios resultan uno de los principales hitos de la estación, pues se conservan casi como fueron elaborados en la década de 1920.
La estación de Chamberí forma, junto a la Nave de Motores, el centro de interpretación de Metro, denominado también como Andén Cero, fruto de un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento y Metro de Madrid.
Andén Cero muestra cómo el nacimiento y consolidación del Metro supuso un cambio clave no sólo en las costumbres de los habitantes de Madrid, sino también en la propia estructura social de la capital española.
Foto vía Ocio por Madrid