Hoy va la cosa de romanos, como las películas. La única diferencia es que Tarragona te lo ofrece con los efectos especiales del paso del tiempo, con esa pátina de silencio y de siglos de historia que la hacen tan misteriosa y encantadora. La vieja Tarraco, cuartel general de las tropas romanas de Octavio, luce generosa su legado.
Los vestigios romanos de Tarragona forman parte de la lista de Patrimonios de la Humanidad por la UNESCO. Hoy precisamente nos quedaremos recorriendo los principales recuerdos que aquella civilización dejó a los pies de esta dama del Mediterráneo.
Para comenzar esta ruta podemos dirigirnos hasta el célebre Balcón del Mediterráneo, un mirador de 35 metros de altura que, precisamente, se encuentra situado sobre los viejos cimientos romanos. Los atardeceres de verano son desde aquí sumamente deliciosos. Vosotros, levantaros tempranito y contemplad también los amaneceres, que son igual de hermosos.
A la izquiera del mirador comienza el recorrido por los viejos restos romanos de Tarragona. Nuestra primera parada sería el anfiteatro romano, construido en el siglo II. Resulta precioso el conjunto de anfiteatro y azul Mediterráneo. Hoy aparece incompleto, ya que muchas de sus piedras se usaron para construir en el siglo VI una basílica visigótica.
Allí disfrutaron de luchas de gladiadores, cacerías, exhibiciones, luchas de animales… Contaba con una capacidad para unos quince mil espectadores.
Junto al anfiteatro hay que acercarse hasta los restos del circo romano, construido en el siglo I bajo el mandato del emperador Domiciano. Allí tuvieron lugar las célebres carreras de cuádrigas, además de los juegos de circo. Tenía un aforo para 25.000 espectadores, y se pueden visitar tanto las gradas como las galerías del interior.
Más antiguo es el teatro romano, construido en el siglo I a.C, en la época del emperador Augusto. Se utilizó hasta el siglo II y, desgraciadamente, no está hoy en día en muy buenas condiciones que digamos. Apenas se conservan las cinco primeras filas de las gradas y una serie de escaleras.
Pero para antigua la muralla romana de Tarragona, levantada en el siglo III a.C. Hoy se conserva un kilómetro de ella, aunque en su origen tenía más de cuatro. De todas maneras, el aspecto actual no es ni mucho menos el de su origen, sino que fueron reformándose durante la Edad Media. Vale la pena recorrerlas.
Por último hay que llegar hasta la necrópolis romana en la ribera del río Francolí. Este fue el lugar de enterramiento de la ciudad desde la época romana hasta el siglo VII, por lo que se han encontrado en ella diferentes sarcófagos, urnas, etc…
¿A que os apetece conocer la vieja Tarraco?
Foto Vía Ornis