Teruel es la provincia menos poblada de España, junto con Soria, pero encierra grandes monumentos, preciosos paisajes y mucho legado histórico. Se trata de una provincia tan desconocida como bella.Teruel sorprenderá a quien la visite tanto que querrá volver.
Entre las muchas rutas que se pueden completar en Teruel, vamos a escoger una ruta que recorre cinco castillos regios. La presencia de tantos castillos en esta zona se explica por su condición de enlace entre los reinos cristianos de Castilla y la Corona de Aragón y los reinos árabes de Zaragoza y Valencia.
El más importante, si no bien no es el mejor conservado, es el Castillo de Albarracín. Sus murallas y torres prismáticas, construidas justo al borde de los profundos barrancos, rodean la población y dan una idea de hasta qué punto fue inexpugnable.
Cerca de la comarca de Calamocha se alza sobre una escarpada roca a casi 1.400 metros de altura el magnífico castillo de Piedra Solez, en la localidad de Peracense. Una acertada restauración le ha devuelto gran parte de su prestancia guerrera.
Ya en el Bajo Aragón, Alcañiz se enorgullece de su castillo de la Concordia, un antiguo convento fortaleza de la orden de Calatrava con una sensacional torre de homenaje de cuatro cuerpos. Su interior alberga valiosas pinturas medievales. Además, la zona que fue el convento de los caballeros calatravos es hoy en día un parador nacional.
En el valler del Matararña, la población de Valderrobres está coronada por una altiva fortaleza poliginal que destaca por los amplios ventanales de su fachada así como por su armónico patio de armas.
En la sierra de Gúdar, cerca de la frontera con Castellón, Mora de los Rubielos luce orgullosa su palacio fortraleza. Este castillo tiene planta cuadrada y ocupa 4.000 metros cuadrados. Durante el verano, comparte con Rubielos de la Mora un notable programa de conciertos de música clásica.
Foto vía Carreño Cuadernos Ciudadanos