Oí decir muchas veces a un amigo que estudiaba allí que Huelva era una ciudad sin mucho interés. Los estudiantes universitarios solían ser buenos turistas, por lo que me previne un tiempo antes de ir a visitar la capital onubense. Cuando ya no tuve más remedio, me acerqué hasta ella, y descubrí que el interés se lo dejaba para quien quisiera descubrirlo.
Porque Huelva podemos decir que es una ciudad genuina, que ha intentado explotar desde siempre sus recursos colombinos. Precisamente bajando la Avenida de Cristóbal Colón nos adentramos en el centro de la ciudad. La Plaza de Toros marca la frontera, y ya desde allí casi se divisa la silueta de la Catedral de Huelva.
Me gustó su interior. No es una de esas catedrales imponentes, casi estridentes para los que gustamos de lo sencillo y delicado. Si la visitáis os aconsejo ir en busca del panteón de los Condes de Niebla y la talla de la imagen de la Virgen de la Cinta, obra del ilustre escultor Martínez Montañés.
Hay que empezar a callejear a la salida de la catedral para ir descubriendo esos detalles singulares que nos ofrece Huelva. Pasaréis por la Iglesia de San Pedro, de los siglos XV al XVI, de las iglesias más antiguas de la ciudad, y frente a ella, la pequeña Ermita de la Soledad. ¿Sabíais que en ella se escondió y fue detenido el poeta Miguel Hernández?.
Un detalle que os quería contar antes de seguir. Seguramente veréis una Huelva barroca, muy de siglo XVIII. ¿Os suena el terrible terremoto que tuvo lugar en Lisboa en 1755?. Llegó a tanto que muchos edificios antiguos de la capital onubense se vieron fuertemente afectados. Lo que véis hoy es producto de las restauraciones que en ellos se llevaron a cabo.
Tras este pequeño inciso, seguimos bajando por el centro de Huelva, hasta llegar a la Plaza de las Monjas, donde descubrimos el Convento de las Madres Agustinas. Si podéis visitar el interior, la belleza os llevará hasta el claustro, de esos que imponen silencio nada más verlo.
Precisamente un ejemplo claro de iglesia restaurada tras el terremoto de 1755 es la cercana Iglesia de la Concepción. La fachada y la torre son fruto de las reformas.
Vaya… se nos olvidaba… hemos dejado atrás sin visitar el Santuario de Nuestra Señora de la Cinta. Lo podéis dejar para cuando terminéis el paseo por el centro, ya que se halla en el Conquerro, un poco a las afueras de Huelva. Aquí vino Cristóbal Colón antes de su primer viaje a rogarle buenos augurios a la Virgen.
Como véis, Huelva tiene algunos detalles que la hacen singular. Es casi imposible decir de algún rincón que no tiene interés. El interés se despierta, se descubre, y para ello no hacen falta tener armas de detective. ¿Pasear?… elemental, querido Watson…
Foto Vía Web Boda Blog
huelva tiene mucho que ver
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