La Costa Tropical ocupa 80 kilómetos y está situada entre las provincias de Málaga y Almería. La influencia termorreguladoa del mar y la imponente masa rocosa de Sierra Nevada, que hace de pantalla frente a los fríos vientos del norte, provocan un microclima cálido que justifica de sobras la comporación con una costa tropical. De hecho, es el único lugar del continente europeo en que crecen espontáneamente (es decir, sin plásticos) frutas exóticas del trópico.
El pueblo más occidental es Almuñécar, descubierto hace tres mil años por los fenicios. Almuñécar conserva unos poblados fenicios, resto de un acueducto romano y un castillo que hoy en día es el Museo de la Ciudad.
Además, en Almuñécar sobresalen el museo arqueológico, el parque ornitológico y el pasaje natural protegido en Puerto Marina del Este. Entre las 26 playas del su término municipal, las más visitadas son la de la Herradura y la de San Cristóbal, pero hay pequeñas calas como la de los Berengueles , el Muerto o el Cotorro.
Luego, se llega a Salobreña con su exuberante vega tropical. Salobreña, de una blancura inmaculada, se apiña en torno a la iglesia y el castillo. Mientras que, en el mar, una gran roca separa las dos playas principales, la del Peñón y la de la Guardia.
Seis kilómetros más allá se encuentra Motril, habitado desde la época romana. Su mayor fortuna reside en el cultivo de sus playas al amparo de los 320 días de sol garantizados al año. Las playas más populares de Motril son Granada y Poniente.
Siguiendo el litoral se encuentran las playas de las Azucenas y Torrenueva (ésta convertida ya en una población de 3.000 habitantes) y la de Carchuna y Calahonda, situadas al otro lado del cabo Sacratif. Ambas son muy apreciadas por los amantes de los deportes naúticos de superficie y submarinos.
No obstante, a ambos lados de Motril, la costa se ha ido poblanco paulatinamente, y lo que antes eran playas salvajes son ahora pueblos, el primero de los cuales es Castell de Ferro.
Antes de llegar a la Rábita, ya en el límite con Almería, irán aparenciendo Castillo de Baños, La Mamola, Los Yesso y Melicena. Se trata de pequeñas poblaciones que todavía conservan un cierto carácter entre agrícola y marinero y que, además, de poseer playas aptas para la práctica de deportes naúticos, tienen a su espalda unas sierras que invitan a adentrarse en ellas sin perder nunca de vista el Mediterráneo.