¿Os gustan las ciudades y los pueblos que aún conservan un cierto sabor medieval?. A mí me encantan los pueblos que aún duermen el legado monumental de los siglos, los rincones en los que el aroma de sus callejuelas aún lleva adherido el paso del tiempo. Pueblos y ciudades de largas balconadas de madera, plazas con soportales, calles empedradas…
Uno de estos lugares es Hellín, en la provincia de Albacete. A Hellín seguro que muchos la conocéis por sus famosas tamboradas de Semana Santa, ¿verdad?. Pero Hellín aún guarda en el embrujo de sus pequeñas callejuelas el gusto por lo antiguo y medieval, el soniquete de leyendas, el recuerdo de su pasado musulmán.
Porque Hellín es de esas viejas ciudades musulmanas que contaba con su zoco y su judería. Aunque, curiosamente, su monumento más significativo provenga de mucho antes. A unos once kilómetros de la ciudad se halla el Tolmo de Minateda, un antiguo poblado ibérico en el que se han encontrado pinturas rupestres. Muchos de los hallazgos arqueológicos de este poblado se pueden ver en el Museo Comarcal de Hellín.
Pero no hay que marcharse de Hellín para disfrutar de ella, precisamente. Un paseo por su centro histórico nos llevará a conocer edificios como la Iglesia de la Asunción, construida en el siglo XVI, o el Convento de Padres Franciscanos, con su precioso claustro del siglo XVI, o el Convento de Santa Clara, del siglo XVII.
Si seguís paseando por Hellín tendréis la oportunidad de ver la Ermita de San Rafael, que alberga la imagen del patrón de la ciudad, o la Parroquia de San Roque, del siglo XVIII, con el Cristo de Medinaceli en su interior, uno de los más venerados de Hellín.
Porque, como os decía al principio, la Semana Santa de Hellín es uno de los momentos culminantes del año de esta población. Precisamente está declarada de Interés Turístico Internacional. El Jueves Santo, a partir de las 12 de la noche, los tambores toman las calles de Hellín hasta el amanecer. Durante toda la semana diferentes procesiones recorren la ciudad, en un ambiente que cada año va cobrando mayor auge.
Ni que decir tiene que Hellín es de esos lugares que merece la pena descubrir. Si esta Semana Santa aún no habéis elegido rincón de vacaciones, os lo recomiendo. Seguro que merecerá la pena descubrir algo nuevo, diferente y original.
Foto Vía Dipualba