La Semana Santa en la ciudad de Cuenca

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Sin duda alguna, la fiesta por excelencia de Cuenca es la Semana Santa. De gran fama en España y fuera de nuestras fronteras, es un espectáculo que impresiona por su gran belleza. Declarada de Interés Turístico Internacional. Se remonta esta tradición al siglo XVII, momento en que agustinos y trinitarios configuaron la dos primeras procesiones al fundar las primeras cofradías.

En estos días, Cuenca muestra una fisonomía especial: el aroma de resolí, zurra, magdalenas y bizcochos, con que los banceros reponen fuerzas después de cada procesión, impregna cada rincón de la ciudad.

Desfila la primera procesión el domingo de Ramos, con la célebre Borriquilla; el martes santo tiene lugar la Procesión del Silencio; y el jueves santo la de Paz y Caridad.

Pero es la procesión del viernes santo a la cinco de la madrugada, llamada  Camino del Calvario, la que congrega mayor número de espectadores nativos y foráneos. En ellas, las turbas hacen bailar con un azoroso vaivén la imagen del Redentor desde su salida de la iglesia del Salvador.

Los componentes de las turbas, los turbos, van tocando el tambor, dejando pasao a los clarines, cuando la imagen dobla una esquina, mientras corean en grupo: «¡Ay que le da, que le da. Ay que le da, que le da!».

Continúa ese mismo día a las once de la mañana la Procesión del Calvario, con la magnífica talla del Cristo de la Agonía, bora del esculto Federico Coullaut VAlera y la Procesión del Santo Entierro a las ochoa de la tarde. Finaliza la Semana Santa conquense con la Procesión del Encuentro el domingo de la Resurrección.

No se puede concluir este apartado referente a la Semana Santa sin hacer mención del Miserere, composición de autor anónimo, extraída de un salmo penitencial y cantada «a capella» por voces masculinas. Dejando consideraciones de tipo espiritual y escepticismos al margen, hay que decir que este inquietante canto pondrá literalmente a todo aquel que lo escuche «los pelos como escarpias».

Foto vía Turismo Castilla-La Mancha

1 ComentarioDejar un comentario

  • Buenas noches, te informo que hay varios errores en esta entrada del blog…
    El primero es «corean en grupo: “¡Ay que le da, que le da. Ay que le da, que le da!”» Eso es incorrecto, al doblar la esquina tocan los clarines y los tambores callan… pero nadie corea ese «cántico»…
    El segundo es que el miserere es cantado únicamente por hombres. También es incorrecto ya que en el coro hay tanto hombres como mujeres.

    Un saludo