España cuenta con rincones maravillosos. Hay muchos sitios donde uno debería viajar al menos una vez en su vida. Uno de ellos es el pequeño y singular pueblo castellano de Poza de la Sal. Situado a menos de 40 kilómetros de Burgos. Poza de la Sal se halla enriscada en la ladera de una sierra y protegida por el castillo de los Rojas. Se trata de un pueblo de calles estrechas y empinadas en medio de casas blasonadas que fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982.
En la Edad Media, la sal era un elemento fundamental para los Estados porque sin ella no se lograban conservar los alimentos. Poza de la Sal disponía de unas salinas desde la época romana lo que le dio tanto caché como para gozar de una muralla de categoría. Estas salinas se explotaron hasta hace poco años, pero su importancia fue a menos según se alejaba el Medievo.
El monumento más sobresaliente de este pueblo es el Arco del Conjuradero, el principal ingreso de la muralla, entre la plaza Nueva y la plaza Vieja. Desde el balcón del siglo XVII, los curas conjuraban las tormentas que podrían destruir las salinas.
Además, hay que visitar el Castillo de los Rojas (Siglo XIV) que nos obsequia con una de las panorámicas más medievales de la región burgalesa; la Iglesia de parroquial San Cosme y San Damián del siglo XI, el Ayuntamiento del siglo XVI, , los lavaderos del siglo XVIII, los antiguos almacenes de sal, las abandonadas eras del valle y el monumento a Félix Rodríguez de la Fuente, famoso divulgador de la fauna y la flora, que nació allí el 14 de marzo de 1928.
Recomiendo visitar este pueblo enclavado en Castilla-León. Nos adentraremos en su historia, su belleza y su paisaje. Poza de la Sal nos gustará.
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