Si uno viaja a Barcelona, tiene muchas cosas que ver y disfrutar. Incluso puede conocer la huella romana en la capital de Cataluña. Barcelona ofrece mucho al turista. Vamos a conocer las murallas romanas de la Ciudad Condal.
En la plaza Nova, en su confluencia con la turística calle del Bisbe, se alzan dos torres de la antigua muralla romana, datan del siglo IV. Junto a la torre de la izquierda, en el lado de la catedral de Barcelona, se ve la reconstrucción de un arco que formaba parte de un acueducto y, a sus pies, se contempla la inscripción Barcino en letras de bronce elaboradas por Joan Brossa hace ya 22 años.
Los historiadores nos hablan de dos murallas romanas en Barcelona: una del siglo I antes de Cristo formada por enormes sillares de granito y una segunda erigida en el siglo IV después de una supuesta incursión de los bárbaros que estaban en las Galias.
La muralla romana supuso que Barcino fuese la ciudad fortificada más relevante del Imperio romano de Occidente. Sus firmes muros provocaron que entre los años 418 y 422 Máximo, un pretendiente fracasado al trono del Imperio Romano, se asentase en ella; luego, en el 444, un nuevo usupardor al trno, Sebastián, fijó su residencia en Barcino. También varios reyes visigodos como Ataúlfo (410-415) la eligieron como su capital.
Durante más de 600 años, Barcelona formó parte del singular club de ciudades mediterráneas mejor defendidas y amuralladas. El perímetro de sus defensas disponía de 74 torres rectangulares, si bien las que formaban las puertas mostraban una planta semicircular.
La muralla contaba cuatro puertas de acceso que se correspondían con el cardo (calle principal de una típica ciudad romana que la cruza de norte a sur) y el decumano (calle principal que la cruza de este a oeste); la moderna plaza de Sant Jaume era el punto donde se establecía el centro de la ciudad, y el monte Táber, su punto más alto.
Por último, en el siglo XIV, sobre la muralla romana se levantó la muralla medieval, que estaba formada por 14 puertas. Mucho más tarde, enn 1949 se protegieron los últimos muros que aún quedaban en pie de las defensas de Barcelona.