En Barcelona, hay muchos lugares que merecen ser conocidos. Os dejo dos de ellos. Os gustarán y os sorprenderán durante vuestro viaje a la capital de Cataluña.
El 28 de junio de 1909 se ubicaron seis farolas (varios autores hablan de cuatro y otros de cinco) que rodearían el monumento a la República y que, vistas desde arriba, parecían un Cinc d’Ors o Cinco de Oros (plaza de Joan Carles I, en la confluencia del paseo de la Gracia, Gran de Gracia y avenida de la Diagonal) de la baraja española.
Las farolas, obra de Pere Falqués, de hierro forjado con trabajo de Manel Ballarín, contaban cn una base de piedra caliza tallada por Alfonso Jujol.
Las farolas, que a causa de su situación impedían la circulación de los vehículos y provocaban grandes atascos, fueron retiradas en los primeros meses del año 1957 y guardadas en un almacén municipal. En 1985, despues de restaurarlas, se recuperaron para el mobiliario urbano y se ubicaron en la avenida de Gaudí.
Por otro lado, el monumento a la República que acompañaba a las farolas fue inaugurado el 12 de abril de 1936 por el presidente de la Generalitat, Lluís Companys. De la escultura central de bronce se encargó Josep Viladomat.
El 13 de enero de 1939, el Ayuntamiento retiró la escultura de la República y en su sitio colocó otra estatua con simbología fascista (brazo en alto) y un escudo del águila imperial que los barceloneses bautizaron como el Gran Lloro. Desde entonces, se conoció de manera oficial como plaza de la Victoria y de forma coloquial como El Llapis (Lápiz) por su forma estilizada.
La estatua de la República estuvo guardada en unos almacenes municipales de la calle Wellington, ocultada por un grupo de funcionarios fieles a la República, y se volvió a descubrir en 1980 . Finalmente, en 1990, se reubicó en su emplazamiento actual de la Via Juliá.
Foto vía Konozer