Emérita Augusta, o lo que es lo mismo, una de las ciudades más impresionantes de la época romana. Una de las ciudades más brillantes, a la que no creo que le hicieran sombra muchas durante la vieja civilización de las legiones y los emperadores. Hoy Mérida vive y luce con orgullo su pasado, su historia, su encanto de ruinas y vestigios inmemoriales.
Tuve la suerte de asistir a un espectáculo en su impresionante teatro romano durante el Festival de Teatro Clásico que se celebra todos los veranos en la ciudad. La visita que pudimos hacerle al día siguiente me llevó a conocer aquel legado construido en el año 15 a.C por Marco Agripa, yerno de Augusto.
Con capacidad para seis mil espectadores, uno no puede dejar de admirar aquel colosal oasis de columnas y esculturas. De noche, durante la representación era casi imposible seguir el curso de los actores. No parabas de deleitarte con todo el conjunto.
Junto al teatro romano de Mérida se halla el anfiteatro, construido poco después, y algo más grande que el propio teatro. Otro de esos lugares que te hace rememorar viejas historias y leyendas. Si las piedras hablaran…
Antes de seguir por el contorno del anfiteatro, visitando la Casa del Anfiteatro y las ruinas del circo romano, debéis acceder al Museo Nacional de Arte Romano, realmente uno de los mejores que he visto sobre esta temática. En sus tres plantas se puede ver todo un muestrario de la cultura y la época romana. Imprescindible.
Ya en lo que es la ciudad de Mérida, ya que la parte romana se encuentra en la zona oriental, hay algunos edificios de inusitado interés. Podemos empezar en la Iglesia de Santa Eulalia, construida entre los siglos XIII y XIV, siguiendo por el Arco de Trajano, una de las antiguas puertas de la ciudad, que se halla en la Plaza de España.
Pero Mérida no sólo fue baluarte romano. Los musulmanes también aprovecharon su ubicación para asentarse en ella, y dejarnos el legado de la Alcazaba. No en vano es una de las construcciones más antiguas que aún nos quedan de aquella época en la península, ya que fue construida en el año 835.
Lo curioso del caso es que en Mérida la época romana y la musulmana se funden en una. Debió resultar increíble y fascinante el hecho de que los árabes controlaran el puente romano que se halla a los pies de la Alcazaba. Y es que la mezcla y la riqueza de culturas que hay en Mérida es magnífica. ¿Os quedaréis sin verla?.
Foto Vía Spain Online
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